sábado, 18 de mayo de 2013

17/05/2013 por Rodrigo Valdés Aguirre

El fatuo dolor no caminado, que la implicancia estéril naufraga un barco de papel. La bestia implora los huesos carcomidos e infames de lujuria, para los últimos amaneceres llenos de adioses lúgubres: " La sombra garrafal enardecida", la humedad retuerce los pensamientos, y el fuego limbido del espacio extrae la piel de la aurea piel enmudecida, se retuerce, se vuelve a corromper, y la sangre cae, cae, cae, sobre la araña mortecina del catafalco, como el último aire flagelado de lo eterno. 

Autor
Rodrigo Valdés Aguirre



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