El alma, leí en un libro, es inmortal y dichosa.
La botella de cerveza aferrada a la mano,
En mi vida bordada con los trazos de una población callampa
Una bala que pregona la muerte por los techos
El alma se mantiene inmutable.
Porque la vida me pilló desprevenido,
Cuentas, ilusiones, desilusiones
Hay que pagar el internet y buscar pega
Pero yo anhelando el encuentro con el alma
Pero yo anhelando conocer cada rincón del Universo
Pero yo pisando las frutas podridas que quedan de la feria
Bajo el sol que me aplasta sin piedad
Después de la feria, sin saber nada del alma,
Algunos vecinos desdichados buscan entre las sobras de los puestos,
Alguna fruta o verdura para echarle a la olla
Olla que no sabe nada del alma.
En los libros que tengo en el estante reciclado,
Se habla mucho del alma y la conciencia
En las esquinas se amontonan excitados
Los pobres fumando pasta base con sus traumas,
Ellos no saben de ilusiones ni de dioses
Me dejan con mis dudas frustraciones
Me saludan ansiando alguna moneda loca
Pero mis propias ansias carcomen mis neuronas
Dios se ha olvidado de la vida
Dios se ha olvidado de los sueños.
Se refleja brutalmente mi tristeza
En la última gota de la botella de cerveza
No sé más no sé cuándo no sé quién muere
No sé quién propicia esta marginalidad
Pero entre toda esta neurosis con su pasta base
Y todas las pistolas derretidas de los crímenes
Sigo pensando día tras día y lágrima tras lágrima
En el alma.
Alma que intuyo su existencia, después de todo o nada.
LVMINARIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario