viernes, 30 de agosto de 2013

-Encuentro, escrito por Juan Manuel Díaz

Éramos dos agujas en el abrazo cúlmine de un reloj de arena
Éramos las gotas que resbalan en la mejilla de campanas rotas
Fuimos el rumor que se extiende en la raíz de la libélula
Pensamos en la cascada del ojo flotante, en el puente que une la existencia
Éramos un niño y una niña reposando en un frasco de las Eras.

Porque fuimos hierba sembrada en las tardes de los Dioses
En un patio que recuerdo era invisible a los cristales
En esa atmósfera fuimos el zumbido de avispas tristes en un jardín nubloso
En esa hora eras una estrella fugaz que dejaba un rastro hecho de lágrimas
Y yo veía esa estrella mirando el horizonte incierto por la noche,
Éramos flauta y guitarra de escaldos y trovadores del exilio.

Fuiste el mar que desemboca en la mente de pirámide esculpida
Yo fui el rastro que talla el aire en la roca de las costas
Fuimos una nave que zarpó en aguas y anillos de planetas
Éramos chispas de un incendio de los bosques
Fuimos personajes en el libro de algún dramaturgo solitario.

Porque éramos, y hoy somos,
Se nos arranca el vuelo y nos fundimos en la corteza subterránea
Somos el barco que se aleja hacia lugar desconocido,
Lugar que éramos y fuimos, que somos y seremos
Éramos el salto de un insecto bajo el árbol, y hoy somos un Espíritu viajero.

Mañana seremos, ¿qué seremos? ¿Y ayer qué éramos?
Éramos dos agujas en el abrazo cúlmine de un reloj de arena
Éramos el salto de un insecto bajo el árbol, y hoy somos un Espíritu viajero.

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